Guerreros del cine

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viernes, 4 de noviembre de 2011

PLAGA ZOMBIE: ZONA MUTANTE: REVOLUCIÓN TÓXICA

¿QUÉ SE ESTRENO QUE COSA?

Se realizó el pre-estreno de “Plaga Zombie: Zona Mutante: Revolución Tóxica”, o como el universo del cine la conoce, “Plaga Zombie 3” (de aquí en adelante, “PZ3”). Tuvo lugar en tres fechas a sala llena, en el complejo Monumental Lavalle. El marco: la decimosegunda edición del festival de cine fantástico Buenos Aires Rojo Sangre, uno de los más importantes exponentes independientes en materia de festivales de Latinoamérica.

Repito: se realizó el pre-estreno de “PZ3”, tal vez el evento más importante del cine independiente nacional contemporáneo. Un hito en muchos niveles. Un logro. Una epopeya épica que trasciende los límites de la pantalla grande.

Lo repito porque no me lo creo aún. Se pre-estrenó “PZ3”, para el delirio y deleite de fanáticos congregados a lo largo de quince años de historia que lleva esta trilogía. Imposible ser objetivo en estas líneas.


(Los realizadores en el BARS 2012)

PERO, ¿QUÉ VENDRÍA A SER ESTO?

La historia de esta gesta es conocida, pero haremos un resumen de la misma. En 1997 (en el cénit del 1 a 1, pleno reinado “turco” en una Argentina víctima de la rifa silenciosa de industrias, tierras y el bienestar social) la gente de Farsa Producciones emprendió la tarea de hacer un largometraje. Ninguno pasaba la mayoría de edad, no podían votar, ni comprar bebidas alcohólicas legalmente, y menos que menos aplicar para un subsidio estatal cinematográfico. Tenían una cámara VHS, una casa, algunos amigos y una idea. A esto le sumaron colorante para torta, influencias del cine norteamericano popular, zombies, historietas y extraterrestres. Tenían unos pocos pesos, muy pocos. Y estaban haciendo una revolución dese su Sierra Maestra bonaerense – Haedo, para más datos – y se intuye que no tenían la menor idea del monstruo que estaban pariendo. El resultado fue una película de culto, editada en muchos países del mundo, muchísimos adeptos, un crecimiento personal. Una revolución lenta y silenciosa, pero segura.

Año 2001, el país rechazaba como a un órgano trasplantado al presidente que había proclamado no ser aburrido. Un ministro de economía nefasto le decía al pueblo que no podrían sacar su dinero de los bancos. Las cacerolas se convirtieron en armas ruidosas, y hubo enfrentamientos épicos con dolorosas veintiún muertes. Presidente huye en helicóptero tras renunciar. Se estrena “Plaga Zombie: Zona Mutante”, en el medio de un caos palpable. Los chicos ya no eran tan chicos, habían pasado por su crisis personal – que resultó en una película llamada “Nunca asistas a este tipo de fiestas” – y le mostraban al mundo como luchar con hordas de zombies, con una producción e imaginación desbordada, exagerada, divertida. Ninguna película nacional del mainstream consiguió generar imágenes imborrables como hicieron los Farsa.

Año 2011, tras tres años de separación entre el rodaje y su culminación, sale a la luz “PZ3”. El país se ha estabilizado, gobierna Cristina Fernandez su segundo mandato (y es la primer mujer reelecta para el cargo presidencial en el mundo). Ahora existe un canal de televisión que pasa las películas de Farsa Producciones (entre muchas otras independientes), hay una distribuidora que acerca este cine a las masas. El festival “Rojo Sangre”, que fue la cuna de muchos bebés cinematográficos, está consolidado. Los chicos de Haedo ya no son tan chicos, pero lucen igual en la pantalla que en el 2001. Han pasado muchas experiencias y entienden que lo suyo fue una revolución, tal es así que titularon su cierre épico con este término. El público ha crecido con ellos, y una nueva generación se acerca a ver lo que pasó con los tres héroes disímiles que intentan salvar al mundo.

Los años ubicaran en su justa posición a este evento que – sin exagerar – podemos considerar histórico.

(Liniers, dibujante, en clave Zombie)

LA RECETA DEL PLATO PRINCIPAL

“PZ3” tiene todos los elementos para ser el plato fuerte del cine independiente latinoamericano, y tal vez mundial. Completa una trilogía pergeñada a lo largo de quince años, sin renunciar al espíritu visual y narrativo desde la primera entrega, a la que le añaden la desmesura de la segunda parte. Le añaden más de veinte años en experiencia audiovisual. En la pantalla se ven dibujantes que comenzaron en el under (junto con “Plaga Zombie”) como Podetti, Fayó o Diego Parés, ahora todos consagrados. En esta entrega, encima, se les suma Liniers, como para completar el cuarteto “dibujado”.

Hay cameos de directores que han marcado a fuego la rica historia de esta escena local siempre en crecimiento (Laura Casabé – El Hada buena -, Mad Crampi – Run, run Bunny - , Daniel de la Vega – La muerte conoce tu nombre – y Adrián García Bogliano – Habitaciones para turistas - ). La escena en la cual participan constituye un homenaje al comienzo de la primera “Plaga..” y marca el tono y ritmo que tendrá este episodio final.

Tampoco escatiman en revisitar sus anteriores trabajos (una constante en lo que podemos denominar la “mitología Farsa”, con personajes, situaciones y objetos recurrentes en cada una de sus cintas). Por ejemplo, en una de las peleas John West le rompe una pierna a un zombie de la misma manera que Bill Johnson lo hace en “Zona Mutante”. El arte se encarga de ubicarnos temporalmente en 1997, con posters de Alf, Roxette (¡ROXETTE!), o ediciones en VHS de He-man, por nombrar unos cuantos nomás. También tenemos la computadora retro con la cual babea Max Giggs, la espada de Bill, gran arma que esta vez tendrá más protagonismo.

Las actuaciones llegan a su punto cumbre. Lo que en la primera se intuía, en la segunda doblaba la apuesta, en esta tercera parte se consolida. El registro de voz en castellano neutro no pierde vigencia, todo está al servicio de la historia, y cuesta pensar que es probable que no volvamos a tener otra película de esta productora hablada como en los viejos doblajes que solíamos ver en los canales de aire.

Otro punto a destacar es la labor en dirección de fotografía de Diego Echave. “PZ3” se ve mejor que las otras dos entregas, pero consigue otorgar un balance que no la excluye de la sintaxis estética propuesta allá por el `97. La gente de Farsa Producciones dedica la película a Echave, a quien muchos recordaran no solo por su trabajo como director de fotografía y docente. “PZ3” es un gran testimonio de legado que este hombre supo dejar. Y hasta tiene su participación como zombie luchador en una escena clave del film.

PARA LA HISTORIA

¿Cómo evitar que tan rica historia “behind the scenes” produzca un escalofrío en la médula espinal? ¿Por qué uno debería querer evitarlo? Las obras que trascienden al propio arco argumental son las que generan una mitología propia dentro y fuera de la pantalla. Los de Farsa lo consiguieron con creces. Aprobaron la prueba del paso del tiempo con una serie de personajes carismáticos y bien definidos. Le otorgaron colores psicodélicos a los oscuros zombies. Mezclaron géneros que conforman un todo más homogéneo que las partes por separado. Los realizadores son artistas consagrados en diversos ámbitos del mundo artístico. Y “PZ3” tiene un elemento que otras obras cumbres no tienen: se intuye un futuro aún más brillante para ellos.

En general, cuando un artista da con su obra magna, cuesta creer que lo que siga pueda llegar a superar la propuesta. Esta trilogía fue creciendo en calidad, se nutrió de los mejores aspectos de cada entrega, y aprendieron de sus errores. Y, si bien hay alguna respuesta ausente en el arco argumental de la historia, es un cierre que cumple a la perfección con las ambiciones inherentes a las “reglas” de una trilogía.

En esta tercera parte, Bill (Pablo Parés), John (Berta Muñiz) y Max (Hernán Sáez) deben asumir que el futuro de la humanidad depende de ellos. No solo es la lucha por la supervivencia, o encontrar la salida del pueblo infectado. Ahora van en busca del enemigo, aceptan el sacrificio de la empresa. En el camino deberán reivindicarse. John West, antiguo luchador de catch y héroe de los niños, luchará contra sus limitaciones y dudas personales. Deberá probarse a si mismo. Max Giggs, fanático de las computadoras y matemático casi ermitaño, poseedor de un brazo zombie, se calza la capa e idea el plan maestro del tridente guerrillero. Su personalidad infantil dará un vuelco en la trama que protagoniza. Bill Johnson, el hombre de acción y ex estudiante de medicina devenido en jardinero, se asume como la columna vertebral, y el rol de líder austero y duro (no sonríe jamás, como un personaje cowboy de Clint Eastwood) será quien enfrente a un enemigo aún más tenebroso que los zombies-alienígenas. , y cerrará un círculo que comenzó con la muerte de un paciente en sus años de residente. Los tres, en conjunto, llegaran al final del camino del héroe.

El BARS reconoció la labor en actuación de Hernán Saéz, que compone al histriónico Max y, sobre él, recae la mayor parte de la comicidad de la película. También se llevaron el premio del público a la mejor película, y una mención especial por la conformación de una trilogía a lo largo de los años. Tres funciones desbordadas de fanáticos y amigos. Y es solo el comienzo, ya que en marzo del 2012 este “monstruo” verá la luz pública.

Felicitaciones a toda la gente que compone el staff de Farsa Producciones. Han conseguido completar la primer trilogía zombie latinoamericana de la historia, se han hecho de fanáticos alrededor del mundo, y dejan con ganas de más. Porque los personajes y las obras que pasan a los anales de la historia son aquellos que, lejos de saciar las ganas de los que las visitan, generan en el espectador ese deseo que nunca acabe, que la película siga y siga…

1 comentario:

  1. Wooowww! Espectacular nota!!! No será mucho??? Muchisimas gracias, maestro, amo y señor de la palabra!!!

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