Stephen King es el Maestro.
Podemos decir que es del maestro del terror, pero sería una simplificación
bastante injusta, el señor ha escrito magníficas novelas de ciencia ficción
(22/11/63), fantasía épica (La saga de “La Torre Oscura”), suspenso (Misery), y
ensayos (Danza macabra, Mientras Escribo), por sólo citar algunos ejemplos. Si,
ha incursionado en el terror, y estos elementos se cuelan en muchos de sus
relatos. Pero insisto, es una simplificación bastante injusta para un autor que
lleva cuarenta años rompiendo records de venta con un amplio abanico de géneros
transitados.
Una de sus novelas más famosas es
“El resplandor”, que fue adaptada dos veces, una por la polémica versión de
Stanley Kubrik, y la otra con guión del mismo King y la dirección de Mick
Garris. Ahí cuenta la famosa historia de la familia Torrance, con papá
alcohólico Jack, mamá Wendy y el pequeño Dany, poseedor del “resplandor” que
titula el libro. Todos se encierran una temporada de invierno en el tenebroso
Hotel Overlook, en Colorado. Y la tragedia se sucede.
El clima claustrofóbico, las
apariciones sobrenaturales, el relato tenso hace de esta temprana novela de
King (que por entonces era un bebedor compulsivo al igual que su protagonista)
una gema en su vasto repertorio. Se publicó en 1977, en otro siglo, otra era,
otro mundo. Tal vez por eso una secuela siempre pareció imposible.
DOCTOR SUEÑO
En algunas entrevistas, Stephen
King dijo que le causaba mucha curiosidad el destino de sus personajes una vez
que terminaron su periplo novelesco, y que en algunas ocasiones se imaginaba
que Danny Torrance y Charlie McGee (la niña de poderes incendiarios que aparece
en “Ojos de fuego”) forman pareja y tienen un hijo muy especial. Siempre me
sedujo esta idea, porque de alguna forma cerraba el círculo de los dos pequeños
perseguidos por distintas fuerzas amenazantes – el padre de Danny y el gobierno
de los Estados Unidos a Charlie – , que formaban su familia y tenían recursos,
poderes y experiencia para enfrentarse a un nuevo peligro. Sin embargo, el
escritor decidió escribir una historia muy diferente.
King decide retomar la vida de
Dan Torrance, ahora adulto y nómade. Está en permanente lucha contra las
visiones peligrosas que su resplandor le pone enfrente, y repite los vicios
nada saludables de sus padres: fuma al igual que su mamá, y le empina el codo
al igual que su padre, con resultados a menudo violentos. Todo cambiará cuando
se instale en un pequeño poblado, y tenga que ir al enfrentamiento de unos…
¿vampiros? que se alimentan de los resplandores de otros niños. Abra Stone es
la niña en riesgo, poseedora de un resplandor tan poderoso que nunca antes fue
visto, y la convierte en blanco de esta banda de seres despreciables, que se
agrupan cual secta bajo el nombre de “El nudo verdadero”. Se sucede la lucha
del bien y el mal, y poco más que eso.
El título responde a una
habilidad que le da trabajo al grandote de Dan: ayuda a los enfermos terminales
a pasar a una mejor vida, tranquilizándolos. Es el apodo que tiene en los
hospitales, así se lo conoce, con lo cual, sus poderes quedan a la vista de
unos cuantos.
ANÁLISIS
Me considero un lector casi
constante (King menciona a sus seguidores como “lectores constantes”). O sea,
soy un lector que le gusta mucho el autor de Maine y su obra – pueden leer más
de una reseña sobre su obra en este blog – pero en absoluto cierro mis ojos
para justificar cada incursión en la novela o cuento. Cuando no me gusta, no me
gusta. Y este libro me pareció uno de los más flojos de su carrera.
Quiero empezar por la traducción
al español, y hablo de español de España, que acá llega a picos hilarantes con
las decisiones del traductor, José Oscar Hernández Sendín: traducir
literalmente los nombres de los integrantes del Nudo Verdadero genera el efecto
contrario a amenazante, cuando le ponen al malvado principal “Rose la
Chistera”, quita todo atmósfera maligna, porque suena a espectáculo de circo en
decadencia. El resto de los integrantes no se salvan de otras nomenclaturas
similares: “Andy Colmillo de Serpiente”, “Jimmy el Números” o “el Nueces”.
También está el término “paleto” – lo que en Argentina sería un pajuerano, o en
Mexico un paisano – y los ya clásicos insultos en “gallego”, como “¡joder!” o
“vete a tomar por culo”. Si bien uno ya está acostumbrado a la colonización
cultural del viejo mundo por parte de España y sus traducciones que dejan de
lado al mercado hispano, en “Doctor Sueño” llega a una cúspide difícil de
superar. Ojalá en algún momento se vuelvan a leer libros traducidos al
castellano neutro, para así abarcar con más justicia a todos los lectores del
enorme mercado hispano parlante.
El mayor problema que encontré al
leer el libro es que Dan intenta ser una continuación del pequeño Danny que
aparece en “El resplandor”, pero al conocer muy poco de lo que sucedió en el
medio – el libro salta de la infancia, con la presencia de algunos personajes
reconocibles y queribles del primer libro, al presente del personaje, un
alcohólico consumado, pendenciero y moralmente ambiguo. No hay NADA en el medio
que nos cuente como llegó a eso, sólo pequeñas justificaciones que definen su
Sed. Y así, pega otro salto a un Dan ya sobrio, listo para luchar contra los
vampiros. El desarrollo de los personajes es escaso, los pasajes en prosa son
mucho menores a otros libros, a muchos personajes se los define más por los
diálogos que otra cosa.
Abra Stone es un personaje
inverosímil. Cuando King la retrata como un bebé, uno puede generar cierta
empatía por esta criatura con poderes que no puede controlar. Una vez que
creció, se calza el traje de superhéroe (tiene dos de los padres más
deficientes de la historia de la literatura, al extremo de parecer dos idiotas)
y sale a la caza de unos seres ANCESTRALES, que han pasado siglos cazando en
las sombras y construyendo poder por todo Estados Unidos.
Todo parece tirado de los pelos,
y eso que hablamos de un libro de 600 páginas. Los villanos se los puede
derrotar de una forma demasiado simple, no inspiran mucho miedo. La historia
transcurre de forma lenta y algunos conflictos se resuelven con deux ex machina
terribles, que apelan a la memoria emotiva de aquellos que disfrutaron de “El
Resplandor”, un recurso que me sorprendió por lo simplista.
CONCLUSIÓN
Como toda crítica o reseña, es
una apreciación totalmente subjetiva. “Doctor sueño” me parece un paso atrás en
la obra de Stephen King, un recurso para contentar a los seguidores de “El
resplandor”, pero le salió una obra forzada, que tiene algunas conexiones con
la obra original pero que no constituye una secuela per se ni por error. El
protagonista podría tener otro nombre y sería otro personaje con poderes
sobrenaturales más del repertorio “King”. La traducción es una pesadilla en
español de España, los malos son detestables pero no representan amenaza real
para ninguno de los protagonistas.
Una enorme decepción tras una seguidilla de
libros que no bajaban de “muy buenos” (La Historia de Lisey, Duma Key, La
cúpula, 22/11/63). Habrá que ver que tiene para ofrecer este año con “Mr.
Mercedes”.
Sigo pensando, días después de terminar
este libro, en lo que pudo ser aquel reencuentro entre Danny Torrance y Charlie
McGee…