Guerreros del cine

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domingo, 23 de marzo de 2014

SUPERMAN: HIJO ROJO

En la época dorada de los comics la editorial DC puso de moda pequeños especiales de superhéroes bajo el título “Historias Imaginarias”. En esas páginas uno se podía encontrar con mil kriptonitas distintas que le daban diferentes poderes o cambiaban la fisonomía de Superman; historias sobre un planeta Krypton que jamás explotó; o la primera muerte de Superman, a cargo de Lex Luthor. Para mi gusto, una de las mejores de esa etapa.


Cada historia finalizaba con una leyenda parecida a la siguiente “no se preocupen queridos lectores, es sólo una historia imaginaria.” Y al mes siguiente, todo volvía a la normalidad.


Muchos años después, DC continuó con esta moda, sólo que le otorgó más seriedad al dotarlo de un nuevo título: “Elseworlds”, u “Otros mundos”. También eran historias autoconclusivas que exploraban realidades alternativas de los personajes. Recuerdo uno en particular que contaba la historia de Superman adoptado por la familia Wayne, que en si era bastante oscura y algo lograda.

En el presente, estas historias imaginarias continúan apareciendo, sólo que en formato de especiales separados de la continuidad compleja que plantea DC Comics. Superman: Hijo Rojo, escrita por Mark Millar y dibujada por Dave Johnson y Kilian Plunket, traza otra historia alternativa del kryptoniano, imaginando un futuro distópico y bastante interesante.

La historia es bastante simple: Kal-El, por una diferencia de doce horas, cae en un campo de Ucrania en vez del apacible paisaje rural de Smallville. Criado por anónimos campesinos que viven bajo el régimen de la Unión de Repúblicas Soviéticas, el pequeño alienígena crece con los preceptos del socialismo.


Un día aparece con todo su esplendor, y es noticia alrededor del mundo. En especial en Estados Unidos, que se entera de la nueva arma que posee el temible enemigo rojo: un superhombre capaz de todo tipo de proezas, lo cual transforma a la Guerra Fría en una carrera desesperada. El poderoso país del norte se encuentra en clara desventaja, y comisionan a Lex Luthor, el hombre más inteligente del mundo, a desarrollar una respuesta acorde a este nuevo desafío.

Lois Lane acá es Lois Luthor, y si bien sigue siendo una periodista, en este mundo los diarios están en caída libre. Jimmy Olsen es un agente gubernamental encargado de tratar con Luthor. Así mismo, conocemos la peculiar relación entre Wonder Woman y Superman – que lleva el martillo y la hoz en el pecho, en vez de la clásica “S” – y una versión rusa y anarquista de Batman, que en los breves pasajes en los cuales aparece tiene más de un parecido a V, el protagonista de V de Vendetta.

El argumento se teje en las contradicciones políticas que implica el superhombre ruso, pero sobre todo, la obsesión que tiene Luthor por destruir al alienígena. La única diferencia con todas las otras historias en las cuales el calvo villano intenta acabar con el superhéroe es que acá no se lo presenta inicialmente como un villano.

Y presten especial atención a la aparición de Linterna Verde, al cual Millar le ha dado una vuelta de tuerca más que interesante.    


El guión de Millar oscila entre grandes pasajes y otros bastante menos logrados. Aburre un poco cada exposición de Luthor sobre su inteligencia. Lo vemos diciendo que aprendió idiomas en un día, jugando múltiples partidas de ajedrez sin siquiera prestar atención, o resolver problemas económicos en el horario del almuerzo. Aún así, la Rusia que plantea es bastante interesante, y si bien Millar es un claro exponente de la visión norteamericana de los soviéticos, consigue aproximarse con cierto respeto. Una vez que abandona la trama política y se centra en la aventura y la ciencia ficción, la historia crece y gana en emoción.

El apartado gráfico es una mezcla de una ilustración clásica mezclada con una disposición de las viñetas y el dinamismo del siglo XXI. Gran caracterización de los personajes, re-imaginados para este futuro alternativo. Disfruté mucho del nuevo Batman, con su vertiente rusa y cierto aire de desquiciado. También están muy bien llevados al comic las figuras históricas, con el destacado de Joseph Stalin, bien retratado por Dave Johnson y Kilian Plunket, que hicieron un trabajo más que destacable.

Le edición argentina, a cargo de ECC Sudamericana, presentó dos versiones, una en tapa dura y otra en rústica. Esta última (que es la que yo poseo) trae un prólogo de Tom DeSanto, y una galería de bocetos a cargo de los ilustradores, con la incursión del fabuloso Alex Ross (Kingdome Come) con algunos diseños de personajes.



Una historia más que recomendable para echar una visión distinta a la mitología del primer superhéroe de la historia.  



jueves, 13 de febrero de 2014

DOCTOR SUEÑO

Stephen King es el Maestro. Podemos decir que es del maestro del terror, pero sería una simplificación bastante injusta, el señor ha escrito magníficas novelas de ciencia ficción (22/11/63), fantasía épica (La saga de “La Torre Oscura”), suspenso (Misery), y ensayos (Danza macabra, Mientras Escribo), por sólo citar algunos ejemplos. Si, ha incursionado en el terror, y estos elementos se cuelan en muchos de sus relatos. Pero insisto, es una simplificación bastante injusta para un autor que lleva cuarenta años rompiendo records de venta con un amplio abanico de géneros transitados.

Una de sus novelas más famosas es “El resplandor”, que fue adaptada dos veces, una por la polémica versión de Stanley Kubrik, y la otra con guión del mismo King y la dirección de Mick Garris. Ahí cuenta la famosa historia de la familia Torrance, con papá alcohólico Jack, mamá Wendy y el pequeño Dany, poseedor del “resplandor” que titula el libro. Todos se encierran una temporada de invierno en el tenebroso Hotel Overlook, en Colorado. Y la tragedia se sucede.


El clima claustrofóbico, las apariciones sobrenaturales, el relato tenso hace de esta temprana novela de King (que por entonces era un bebedor compulsivo al igual que su protagonista) una gema en su vasto repertorio. Se publicó en 1977, en otro siglo, otra era, otro mundo. Tal vez por eso una secuela siempre pareció imposible. 


DOCTOR SUEÑO
En algunas entrevistas, Stephen King dijo que le causaba mucha curiosidad el destino de sus personajes una vez que terminaron su periplo novelesco, y que en algunas ocasiones se imaginaba que Danny Torrance y Charlie McGee (la niña de poderes incendiarios que aparece en “Ojos de fuego”) forman pareja y tienen un hijo muy especial. Siempre me sedujo esta idea, porque de alguna forma cerraba el círculo de los dos pequeños perseguidos por distintas fuerzas amenazantes – el padre de Danny y el gobierno de los Estados Unidos a Charlie – , que formaban su familia y tenían recursos, poderes y experiencia para enfrentarse a un nuevo peligro. Sin embargo, el escritor decidió escribir una historia muy diferente.

King decide retomar la vida de Dan Torrance, ahora adulto y nómade. Está en permanente lucha contra las visiones peligrosas que su resplandor le pone enfrente, y repite los vicios nada saludables de sus padres: fuma al igual que su mamá, y le empina el codo al igual que su padre, con resultados a menudo violentos. Todo cambiará cuando se instale en un pequeño poblado, y tenga que ir al enfrentamiento de unos… ¿vampiros? que se alimentan de los resplandores de otros niños. Abra Stone es la niña en riesgo, poseedora de un resplandor tan poderoso que nunca antes fue visto, y la convierte en blanco de esta banda de seres despreciables, que se agrupan cual secta bajo el nombre de “El nudo verdadero”. Se sucede la lucha del bien y el mal, y poco más que eso.

El título responde a una habilidad que le da trabajo al grandote de Dan: ayuda a los enfermos terminales a pasar a una mejor vida, tranquilizándolos. Es el apodo que tiene en los hospitales, así se lo conoce, con lo cual, sus poderes quedan a la vista de unos cuantos. 


ANÁLISIS
Me considero un lector casi constante (King menciona a sus seguidores como “lectores constantes”). O sea, soy un lector que le gusta mucho el autor de Maine y su obra – pueden leer más de una reseña sobre su obra en este blog – pero en absoluto cierro mis ojos para justificar cada incursión en la novela o cuento. Cuando no me gusta, no me gusta. Y este libro me pareció uno de los más flojos de su carrera.

Quiero empezar por la traducción al español, y hablo de español de España, que acá llega a picos hilarantes con las decisiones del traductor, José Oscar Hernández Sendín: traducir literalmente los nombres de los integrantes del Nudo Verdadero genera el efecto contrario a amenazante, cuando le ponen al malvado principal “Rose la Chistera”, quita todo atmósfera maligna, porque suena a espectáculo de circo en decadencia. El resto de los integrantes no se salvan de otras nomenclaturas similares: “Andy Colmillo de Serpiente”, “Jimmy el Números” o “el Nueces”. También está el término “paleto” – lo que en Argentina sería un pajuerano, o en Mexico un paisano – y los ya clásicos insultos en “gallego”, como “¡joder!” o “vete a tomar por culo”. Si bien uno ya está acostumbrado a la colonización cultural del viejo mundo por parte de España y sus traducciones que dejan de lado al mercado hispano, en “Doctor Sueño” llega a una cúspide difícil de superar. Ojalá en algún momento se vuelvan a leer libros traducidos al castellano neutro, para así abarcar con más justicia a todos los lectores del enorme mercado hispano parlante. 

El mayor problema que encontré al leer el libro es que Dan intenta ser una continuación del pequeño Danny que aparece en “El resplandor”, pero al conocer muy poco de lo que sucedió en el medio – el libro salta de la infancia, con la presencia de algunos personajes reconocibles y queribles del primer libro, al presente del personaje, un alcohólico consumado, pendenciero y moralmente ambiguo. No hay NADA en el medio que nos cuente como llegó a eso, sólo pequeñas justificaciones que definen su Sed. Y así, pega otro salto a un Dan ya sobrio, listo para luchar contra los vampiros. El desarrollo de los personajes es escaso, los pasajes en prosa son mucho menores a otros libros, a muchos personajes se los define más por los diálogos que otra cosa.


Abra Stone es un personaje inverosímil. Cuando King la retrata como un bebé, uno puede generar cierta empatía por esta criatura con poderes que no puede controlar. Una vez que creció, se calza el traje de superhéroe (tiene dos de los padres más deficientes de la historia de la literatura, al extremo de parecer dos idiotas) y sale a la caza de unos seres ANCESTRALES, que han pasado siglos cazando en las sombras y construyendo poder por todo Estados Unidos.
Todo parece tirado de los pelos, y eso que hablamos de un libro de 600 páginas. Los villanos se los puede derrotar de una forma demasiado simple, no inspiran mucho miedo. La historia transcurre de forma lenta y algunos conflictos se resuelven con deux ex machina terribles, que apelan a la memoria emotiva de aquellos que disfrutaron de “El Resplandor”, un recurso que me sorprendió por lo simplista.

CONCLUSIÓN
Como toda crítica o reseña, es una apreciación totalmente subjetiva. “Doctor sueño” me parece un paso atrás en la obra de Stephen King, un recurso para contentar a los seguidores de “El resplandor”, pero le salió una obra forzada, que tiene algunas conexiones con la obra original pero que no constituye una secuela per se ni por error. El protagonista podría tener otro nombre y sería otro personaje con poderes sobrenaturales más del repertorio “King”. La traducción es una pesadilla en español de España, los malos son detestables pero no representan amenaza real para ninguno de los protagonistas.

 Una enorme decepción tras una seguidilla de libros que no bajaban de “muy buenos” (La Historia de Lisey, Duma Key, La cúpula, 22/11/63). Habrá que ver que tiene para ofrecer este año con “Mr. Mercedes”. 

Sigo pensando, días después de terminar este libro, en lo que pudo ser aquel reencuentro entre Danny Torrance y Charlie McGee… 

domingo, 9 de febrero de 2014

STEVE JOBS

Jamás tuve un solo producto Apple en la mano, nunca me llamó la atención una empresa que siempre me pareció elitista, y más allá del diseño, no me interesó comprar nada con la manzana mordisqueada. Tras la muerte de Jobs en el 2011, un sinfín de biografías aparecieron en torno a su persona, y de estas, la más famosa es la de Walter Isaacson. Varias veces estuve tentado a comprarla, pero siempre cambiaba de estante. Por alguna razón me decidí a esquivarla, hasta que llegó a mis manos el último día del 2013. Puse manos a la obra, y me encontré fascinado con la historia de un hombre que redefinió el concepto de modernidad.

Igual, sigo sin interés momentáneo de adquirir un producto Apple, pero el libro es imperdible.



SOSPECHA

Las contratapas de los libros siempre ofrecen las reseñas más auspiciosas, por eso no suelo fiarme de estos pequeños comentarios. Los paso por alto y ya. El hecho que esta biografía en particular sea la única autorizada por Jobs me despertó aún más sospechas, porque no esperaba encontrarme con un relato objetivo, que retratara no sólo los aciertos sino las miserias. La fama del retratado - un obsesivo del control, un innovador, un ser déspota por momentos con sus empleados, ambicioso, padre defectuoso, egoísta, enamoradizo, llorón, entre tantas otras cosas – lo precedía, y al ser el libro “oficial”, pensé que estas características se iban a suavizar. Por suerte, nada más lejano a la realidad.


Isaacson consigue un relato de novela, que cuenta desde los orígenes del niño adoptado, su paso breve por la universidad y la fundación de Apple en el garaje de su casa, junto a Steve Wozniak (verdadero genio electrónico). De ahí a la fama, la riqueza, los pasos en falso y la consagración post despido de su amada empresa. Las más de 700 páginas se devoran con facilidad, y los datos incluidos dejan de lado la mayoría de los tecnicismos sobre computadoras para entregar un material accesible a todo tipo de lector no iniciado en las bondades de la tecnología. 

El mayor punto a favor es la enorme cantidad de entrevistas que el autor realizó, comenzando por las más de 40 que tuvo con el propio Steve Jobs, que le encargó el trabajo al mismo periodista, y le ofreció el mayor regalo que este hombre pudo dar: el control total de la obra al escritor. No es un dato menor, estamos hablando de un Jobs que fue capaz de diseñar tornillos especiales para que ningún “lego” pueda abrir sus productos. Así, encontramos opiniones dispares, algunos que justifican la complicada personalidad de Jobs, otros que directamente lo critican sin concesiones, y personalidades que se paran en una difícil línea media, retratando tanto sus aciertos como sus miserias. Los contrapuntos, en conjunto con la mirada casi neutral de Isaacson, componen un texto que permite imaginarse al hombre detrás de la manzana, de Pixar y de la revolución de las computadoras personales y la telefonía celular.

La única “pega” que le encontré al texto fue la recurrencia a algunos párrafos. Por ejemplo, la primera vez que se describe a Jobs como una persona que le agarraban ataques de llanto permite imaginarse al personaje como un ser de carne y hueso, pero lo reiterativo de esta explicación a veces entorpece la lectura. Si bien son recurrencias mínimas, la pluma en estos pasajes falla un poco, para después redimirse en otras secciones de suculentos datos.

Narrado con estilo simple, periodístico, sin apelar a grandes vuelos narrativos, “Steve Jobs” es un libro simple, acorde a las pretensiones de un hombre que dedicó su vida a simplificar cada creación. Un fresco logrado sobre un ser revolucionario, que marcó a fuego la historia del siglo XX y XXI.


viernes, 10 de enero de 2014

BATMAN: PINGÜINO, DOLOR Y PREJUICIO

La historieta es mi primer amor, me introdujo en el mundo de la lectura y me convirtió en un fanático. Al no haber nacido en la Era Dorada de las viñetas argentinas – Fierro, Hora Cero, los maxi libros de Columba – el entre fue por el lado de los superhéroes, y no hubo con que darle. El enamoramiento se consolidó, ya no pude dejar de consumir a estos personajes. Superman fue el caballo de Troya de esta historia, embellecido por los trazos de John Byrne. Batman era muy oscuro, e incluso las películas de Tim Burton me chocaban un poco a mis 6 o 7 años. Igual lo leía, pero no era lo mismo que el gigante en calzones volador.

Con los años decantó la oscuridad. Novelas de terror, películas de ciencia ficción poco amistosas y el ascenso de Batman al podio ganador en mis gustos “comiqueros”. Imposible no querer ser él en algún momento – millonario y superhéroe, a pesar de no tener poderes –, historias mucho más accesibles y villanos que ponían en jaque la integridad física del Caballero de la Noche. Mientras Superman – y sus creativos – intentaban encontrar una forma más de darle un puñetazo que le duela al kryptoniano, a Batman le rompían la espalda o el Joker asesinaba a Robin de una forma totalmente sádica. Gancho a la mandíbula. K.O.


El problema principal con este tipo de mercado, a mi gusto, es que publican tanto que se pierde un poco la esencia de la narración. Todos los meses estos personajes aparecen en cuatro, cinco, veinte revistas diferentes, y las historias/gemas se pierden en la marea de los números hechos para rellenar. Sagas extensas, muertes, reemplazos temporales, resurrecciones; es complicado seguirle el tranco a tanto evento loco. También se le hizo reset a los “universos” unas cuantas veces, destruyendo y construyendo nuevas continuidades. Por eso, como lector, abandone la entelequia de ser un seguidor fiel a una serie regular, y me dediqué a buscar historias unitarias que satisficieran mi famélico espíritu lector. 


“Una muerte en la familia” (Jim Starlin en guión y Jim Aparo en dibujos), con el antes mencionado asesinato del segundo Robin, Jason Todd. “Batman: año uno”, joya de Frank Miller que relata las primeras aventuras de un Batman novato. “El Regreso del Caballero de la Noche”, con otro Miller inspirado. “La Broma Asesina”, increíble historia pergeñada por Allan Moore y ejecutada con los lápices maestros de Brian Bolland… algunos referentes más que obvios de las gemas que nutrieron al Encapotado de Gotham City. Si bien de estos ejemplos el primero pertenece a una serie regular de Batman, hoy se dejan leer como una historia independiente  por su crudeza, la magia narrativa y el arte excepcional. Estos tipos solidificaron mi amor por el Murciélago.

Semejante prólogo para hablar de “Batman: Pingüino, dolor y prejuicio”, una historia escrita por el novelista Gregg Hurwitz y dibujada por Szymon Kudranski. Los puristas podrán decir que si bien es una obra buena, no merece entrar en el panteón de las Grandes Obras de Batman. Y tienen toda la razón, esta no será una defensa acérrima de este libro, sino una reseña para justificar porque me dejó en vela un par de horas hasta que finalicé las 120 páginas que lo componen. 

(Tomo editado por ECC en Argentina)

El primer dato importante para todo lector de este libro es que si buscan a Batman, acá no lo van a encontrar mucho. Está casi omnipresente, una figura mítica entre los ladronzuelos de poca monta que emplea El Pingüino, y se lo ve en pocas páginas, actuando con la agudeza y la brutalidad requerida. Esta es una historia sobre el antagonista, sobre sus orígenes, sobre sus pasiones y su tragedia. Acá es Batman el elemento secundario de la historia, y no viceversa. Un gran acierto para que el guionista (y novelista del género policial negro) suelte las riendas a una historia oscura y retorcida, ambientada en las sombras de un ser que se sabe horroroso, rechazado y, mal que le pese a los habitantes de Gotham, está dolido. Es en extremo peligroso, y no duda en probar sus habilidades.

Con el recurso del flashback conocemos un poco más la infancia de Oswald Cobblepot, y su familia. En este caso no lo tiran a una zanja como en la película “Batman Vuelve”, sino que tiene un padre que lo detesta, hermanos que le hacen la vida imposible y una madre devota y amorosa, con quien establecerá un vínculo tan estrecho que es digno material de diván. Es interesante asistir a una recreación tan cruda de la violencia infantil – en una época en la cual los colegios son fuentes de noticias macabras muy a menudo lamentablemente – para justificar la personalidad del Pingüino. No justificar su maldad, porque acá está el acento más interesante: el personaje entiende que es lo que es, un engranaje más de una sociedad podrida que funciona con las dicotomías, el bueno y el malo, el lindo y el feo, el fuere y el débil, etc. Sólo asume lo que le tocó. 


En una escena destacada, el Pingüino dialoga con unos policías que lo apresaron temporalmente. Se compara con otras figuras públicas corruptas y les dice: “¿Nunca os preguntáis? ¿Por qué les protegéis? ¿Y por qué me arrastráis aquí, sabiendo que mis abogados me sacaran en menos de una hora? Claro que no. Lo hacéis sin más. ¿Sabéis por qué? Porque ellos se parecen a vosotros. Y yo… me parezco a mi.” Jaque mate dialéctico. Punto para el guionista.

La historia planteada en este volumen autoconclusivo es simple. Batman tiene que encontrar al Pingüino, que está robando joyas a todo trapo. Pero el argumento es una mera excusa para retratar con detalle la psiquis de este gran villano, uno de los más carismáticos y trágicos de la mitología del Encapotado. Es casi una nouvelle negra, sumamente disfrutable. Más que recomendada.       

lunes, 6 de enero de 2014

CAMINOS ABIERTOS: JULIO VERNE

A menudo se dice que el padre de la ciencia ficción fue Julio Verne, un hombre de un apetito voraz por la ciencia y el estudio, determinado como pocos a triunfar en su campo y, sobre todo, crear ese campo en el cual tendría tanto éxito. Esta biografía, escrita por un grupo de escritores de la editorial Norma, bajo la colección titulada “Caminos abiertos” – que incluye las biografías de Albert Einstein, Martin Luther King y Juan XXIII – arroja algunos datos interesantes sobre los periplos de este autor seminal, que potenció un género literario que jamás pasa de moda.

Dividida en tres partes, “cronista de la ciencia”, “el hombre se pasea por el cosmos” y “el tercer Verne”, intercala los capítulos con informes sobre el contexto histórico y científico de la época, más un pequeño glosario de palabras “nuevas” para la década del 80 en la cual fue editado este volumen, y una línea de tiempo con los acontecimientos en la vida de Verne, complementados con apuntes socio-históricos, económicos y artísticos. La finalidad es trazar un breve recorrido para comprender como Julio se convirtió en tan afamado escritor, aunque el resultado es dispar.


El libro comienza relatando las peripecias del joven con afán aventurero que debe seguir las disposiciones paternas para su futuro: será abogado y no escritor, so pena de castigos ejemplares. En este contexto el incipiente escritor, bajo la directiva “sólo podrás viajar en tu imaginación”, comenzó a idear lo que más adelante sería su “novela de la ciencia”, pese a que sus inicios en las letras poco tuvieron que ver con esta rama.

La segunda parte ya nos muestra al Verne que triunfa tras un acuerdo idílico con su editor perpetuo, y la gesta de alguna de sus obras más memorables. Lamentablemente, los autores del libro dedican muchas páginas a contar los argumentos de estas obras con detalles importantes y revelan todos los finales. Para un lector que no haya accedido a todos los clásicos de Julio Verne, estos apartados son un baldazo de agua fría, y tal vez uno de los pecados más “imperdonables” de esta biografía.

El “tercer” Verne se adentra, con menos detalles, en su costado político, sus años de convalecencias y su muerte. El desarrollo de esta sección es mucho menor, pese a que en esta etapa Verne se convierte en un escritor mucho más amargo y pesimista con respecto a la ciencia, la cual nutrió sus páginas de gestas heroicas y maravillas científicas. Es una pena poder adentrarse tan poco en este fascinante momento de su vida – el incidente con su sobrino, que le dispara en un acceso de locura, la rebelión de su hijo y su reconocimiento mundial que poco y nada le agradaba –.

Si bien los puntos biográficos más importantes están bien detallados y documentados, este libro parece más un aperitivo para entrar en algún libro mucho más documentado y expandido. Los informes complementos muy acertados pero dan la sensación de ser meros datos redactados que podrían haberse incluido en el relato para agilizar la lectura, y no interludios que cortan el proceso de descubrimiento del hombre detrás del nombre.


Para los fanáticos del escritor tal vez sea un mero bocadillo con sabor a poco, pero aquellos que se estén empezando a interesar por la fabulosa obra de este hombre – que observó como pocos los adelantos tecnológicos de su era y “vaticinó” maquinarias y descubrimientos futuros – es la puerta de acceso a la vida de un genio. Sin lugar a dudas se quedaran con ganas de leer mucho más sobre Julio Verne.      

jueves, 2 de enero de 2014

BONJOUR - Por Liniers

En este nuevo apartado, pretendo reseñar libros que iré leyendo este año, los que más o menos me gusten. La idea es que sean textos breves, informativos pero no tediosos (espero).
Decidí comenzar con "Bonjour", de Liniers, mi primera lectura del año, ya que tuve la suerte de descubrir al dibujante argentino en su totalidad el año pasado, y me fue imposible no caer en sus redes. Este es un libro atípico para los que nos acostumbramos a sus "Macanudos", por las razones que podrán leer abajo.
Que lo disfruten!!!


El panorama del humor gráfico y la historieta argentina crece exponencialmente, desde fanzines editados con mayor y mejor calidad hasta el auge de los sitios web que alojan historias, del cual podemos mencionar como una cumbre el sitio de “Historietas reales”, en dónde conocimos obras de talentosos artistas como Angel Mosquito, Fabian Salazar o Mr. Exes, por sólo mencionar algunos. Los dibujantes y guionistas están delineando el estilo y la voz generacional de una era en la cual el acceso al material es cada vez más simple, y pegar el salto al reconocimiento es complicado.

Liners comenzó dibujando en revistas independientes, muchas, hasta que pegó el primer salto de su carrera, al cual nos referiremos en este apartado. “Bonjour” – “buen día” en francés – fue un apartado de humor y experimentación libre que el diario Página/12 le entregó, enmarcado en la publicación semanal del suplemento NO. Allí tuvo la gesta del Liniers más conocido, pero aún alejado del estilo poético y melancólico que lo hizo triunfar con su posterior “Macanudo”.

Muchas cosas son interesantes de este volumen seminal. Primero es la aparición de ciertos personajes que después se mudarían de diario y tira, como el hombre que traduce los nombres de las películas, Lorenzo y Teresita y los infalibles pingüinos genéricos. También aparece el autor como personaje, pero alejado del alter-ego conejo. El artista se muestra a cara pelada, recibiendo todo el tiempo agresiones de sus criaturas, que se rebelan ante el destino impuesto por la pluma de su “dios”. (En una tira, Liniers se manifiesta como el “dios” de los personajes, y recibe un ladrillazo como retribución)


No sólo apela a personajes “genéricos” para ilustrar sus viñetas, sino que recurre a figuras reales e imaginarias para contar en cuatro espacios sus ideas. Entonces podemos ver músicos como Louis Amstrong, historietistas como Herge o Quino, el mismísimo Jesús en una versión fashion de la última cena, y hasta se le anima al humor político directo y sin tapujos, evocando la figura del desequilibrado George W. Bush hijo, en pleno apogeo de la guerra post 11/9/2001.  También anuncia la muerte de Penélope Glamour, famosa corredora de los Autos Locos, y hasta se “pelea” con su compinche Kevin Johansen. 

Si bien en sus tiras posteriores aparecerían otros artistas famosos, estos son más referencias en las reflexiones de Liniers sobre la literatura, el cine y la música que chistes en si mismos. A modo de Oprah Winfrey – y sobre todo en el apartado “Cosas que te pasan si estas vivo” y “Conejo de Viaje” – el dibujante argentino ha recomendado todo tipo de libros, discos y películas a sus fieles lectores. La depuración de su estilo, aunado con su vocación innata de transmitir mensajes y encima con una simpatía envidiable lo han llevado a abrirse en cuanto a gustos y, así, “educar” a sus lectores.

Pero volviendo a “Bonjour”, hay un rasgo que es particularmente curioso: el tipo de humor. Alguien que haya leído los “Macanudos” le costará creer que un tipo capaz de decir “pero la pucha” en pleno siglo XXI, al cual se le han leído pocas malas palabras impresas, sea capaz de haber desarrollado historietas en las cuales el sexo, lo escatológico y hasta violento se dan la mano. Esta obra más zarpada es una estela que le dejó el paso por los fanzines, en los cuales se podía observar a un Liniers aún más desaforado.  Acá podemos ver charlas post-coito, con desnudo frontal femenino incluido, o las vicisitudes de un pingüino con problemas intestinales. Vale la pena descubrirlo por cuenta propia, de nada sirve arruinar semejantes sorpresas para un autor que se ha convertido en un poeta gráfico y referente de la cultura nerd marca Nuevo Milenio.

“Bonjour” es un recorrido ameno, sorprendente y gratificante por el lado B de Liniers. Indispensable para fanáticos de la historieta, el humor gráfico o de pasar un buen rato nomás.     

miércoles, 22 de agosto de 2012

KDD: EL SABOR DEL ENCUENTRO

CINCO HORAS ENTRE FANÁTICOS DE STEPHEN KING
(Una crónica en primera persona)
Todo comenzó a fines del 2011 en esa red social llamada Facebook. No sé cómo ni por qué llegué al sitio “Todo Stephen King” en el cual fanáticos de habla española (aunque vi algún comentario en portugués, si mal no recuerdo) comentan sobre la obra del escritor norteamericano, suben fotos sobre sus adquisiciones, se pasan datos, a veces largan algún que otro spoiler (porque no ven el buen tutorial de Cristian Coppola para evitar esos malditos “arruina-libros”) y todos babean con la colección de Ari Racing (A.K.A Bossi, su verdadero apellido),  dueño de la colección más grande de Argentina dedicada al autor.
Me fue sencillo adaptarme a la modalidad de la página, y pronto comencé a conocer gente del sitio, a conversar y traspasar la temática “libro de King” hacia otros autores y la vida misma. Así, puedo nombrar a Caty Di Candia (a quien le sigo agradeciendo porque me obsequió un ejemplar recién salido del horno de “22/11/63”), Diego Bialos (factótum del KDD 2012 y protagonista de charlas memorables), George Valencia (amigo colombiano, creador del excelente blog http://elblogdeariakas.blogspot.com.ar/), Marina Gareis (la “madrina” del sitio, comentadora puntual de todas las publicaciones) o Camila Carbel (futura colega riojana, con quien hemos conversado hasta las mil y una en muchas ocasiones). Y solo nombre a unos pocos con los que tengo mayor relación por el momento.
Cierto día, hace un par de meses, me llega una invitación a un evento llamado KDD (todavía no se ponen de acuerdo en que significan dichas letras), y era en efecto una reunión de los fanáticos de King. En principio, la juntada iba a ser en un Burger King, cuya nomenclatura era más que acorde para un acontecimiento de tal magnitud. Poco a poco, conversando con Bialos, se llegó a la conclusión que McDonals tenía, este año, un peso simbólico importante por un par de datos altamente nerds: el emblema del local es un payaso que, asumámoslo, es tan perverso como cualquier payaso; se cumplen 27 años de la aparición de IT en Derry, según la cronología del libro; y el local de la calle Florida tiene un segundo piso con Wi Fi para poder hacer una videoconferencia con el amigo Valencia desde Colombia. Todo cerraba, así que el organizador confirmó el punto de encuentro.

En las afueras del Maconals

EL DÍA D (KD)

Llegué a Capital Federal desde mi conurbano querido y encaré la peatonal Florida. 12:20, aún el mundo de negocios y manteros no había despertado del todo. La música de acentos diversos y el repiqueteo de los arbolitos parlantes - ¡Cambio! ¡Dólar! ¡Euro! - , y los ojos esquivos de la policía aún eran una proyección de lo que, un par de horas más tarde, sería.
No sabía con qué me iba a encontrar al llegar a la reunión. Si bien mantengo conversaciones con algunos “frikings” (fans de King, para los no iniciados) el telón protector de la virtualidad era un factor atenuante a la hora de combatir la inherente timidez frente a un desconocido. En este caso prometía ser una veintena de desconocidos, o en algunos casos, conocidos de la red.
Aglomerados en la entrada del McDonals, unas 16 personas esperaban la llegada de otros, que se fueron sumando al baile poco a poco. Estaban formados en una ronda, un círculo de lectores (nunca mejor aplicado el término) conversando en voz baja, ante la mirada de los transeúntes. Lo primero que me llamó la atención fue la disposición: las chicas estaban a un lado de la ronda y los chicos por otro, pero pronto esa disposición “natural” cambió, y tras un traspaso a un sector donde el sol no castigaba y el viento calmaba la temperatura atípica de este agosto lluvioso, las conversaciones fueron ampliándose.
La idea original era ocupar una buena porción del segundo piso del local, pero nos llevamos una sorpresa: la gerencia había decidido cerrar dicha planta por motivos aún hoy poco claros. Se debatió comprar la comida  e ir a la Plaza San Martín, pero pronto encontramos un sitio donde apañarnos y devorar las “delicatesen” que ofrece el variado menú del payaso.
 Entre conversaciones sobre libros, ediciones varias que se fueron mostrando poco a poco (destacó un “pop up” enorme, “The girl who loved Tom Gordon”, de Nati Gauto y un ejemplar de “El resplandor”, primera edición en español que rescató de la basura –si, de la basura- May Fusari), chistes varios sobre los spoilers y cotejos sobre lecturas variadas, nos topamos con un inconveniente tecnológico: el prometido wi-fi de Ronald no funcionó, con lo cual, la comunicación con el querido George Valencia no pudo ser. Cuando el payaso despierta en su ciclo, es complejo detenerlo en sus fechorías…

(Devorando anécdotas y carne transgénica)


Tras llenar los estómagos y corazones, el grupo compuesto de 22 personas enfiló hacia la antes mencionada plaza, para encontrar un sitio más amplio donde conversar y conocernos los rostros. Ubicamos nuestras humanidades debajo del trasero del caballo moldeado en bronce del General, y en pleno monumento comenzó la sesión más prolongada de conversación.
Al inicio, Ari Bosi (lo más cerca que vamos a estar de Stephen King, probablemente) empezó a contar anécdotas sobre sus inicios en el coleccionismo. Contrario a lo que un servidor pensó, no fueron los libros su primera pasión, sino las tarjetas de crédito, de la cual llegó a acumular más de 100. Pronto la charla viró hacía el escritor, y contó historias de sus viajes al país de King, su encuentro en la presentación de “La cúpula”, y otros datos más que sabrosos sobre la vida del escritor.
Nati Gauto propuso que nos presentemos todos en ronda, con nombre, lugar de origen y libro con el cual empezamos a engancharnos con King. Las respuestas fueron variadas y mi memoria ahora no puede ubicar con qué libro empezó cada uno, pero algunos mencionaron “Salem´s lot”, otros “Cazador de sueños”, otros “Rabia” y una persona, si mal no recuerdo, mencionó “Apocalipsis” cómo punto de inicio (¡toda una revelación!). La concurrencia también se caracterizó por las diversas procedencias, de todos los sectores de la provincia y hasta de… ¡otra provincia! (Marina Gareis, de Entre Ríos)
La gente, al pasar, miraba cómo un grupo de personas charlaban bajo la sombra reconfortante del prócer, y no entendían mucho. Una turista de algún país no-hispano parlante tomó una fotografía grupal en la cual, creímos, aparecíamos todos. Algunos niños miraban y se acercaban curiosos a ver que pasaba ahí, mientras que otros observaban con caras raras. Analizándolo con la perspectiva del tiempo, creo que era raro ver un grupo de gente que no se identificaba por una vestimenta en particular, cortes de pelo o modismos, sino libros y charlas que jamás subían de volumen. Tampoco teníamos música, solo libros que circulaban, muchas risas y aplausos ocasionales para el organizador de tan bella velada.
(Nota al margen: ejércitos de palomas sobrevolaron nuestra cabeza las tres horas que estuvimos allí sentados, pero por suerte no hubo ningún accidente escatológico para comentar. Palomas frikings, os bautizo!)


(Postales de la plaza)
En lo particular, conocí a mucha gente con la cual me reí mucho hablando de temas muy diversos, como Laura Fonseca, Sebastián Elesgaray, o Normis Sinapellido (cómo se apoda en el “caralibro”) May Fusari, Sergio Iozza, Claire Visaroso, Cristian Coppola y Adrián Granatto entre otros. Lamentablemente, como comenta abajo Marina, fue imposible mantener un diálogo con todos, con lo cual, quedan cuentas pendientes para la próxima ocasión y siempre está el bendito chat, uniendo a gente desconocida desde tiempos inmemoriales! (O sea, menos de 15 años) A los que no nombré, no me odien,
La velada comenzó su fin cuando un ejército de imitadores de Michael Jackson coparon la parada. Al principio, este pequeño grupo empezó a practicar sus bailes en el césped, alejados del grupo. Después pasaron al cemento de la vereda, y cuando nos quisimos dar cuenta, ocuparon la escalinata (a modo de escenario) para desarrollar su actividad bailarina al lado nuestro. Era tiempo de dejar todo e ir cada uno para su casa, con la promesa de un nuevo encuentro, tal vez en otro evento pronto en el tiempo, y el confort de saber que un grupo tan heterogéneo como este puede compartir unas cinco horas de risas y camaradería.
Las fotos son cortesía de Nati Gauto y Juan M Díaz, que hizo una excelente cobertura fotográfica.
Acá dejo algunos comentarios que me llegaron de protagonistas de esta velada que rompió los records de concurrencia:          
COMENTARIO 1 (SERGIO IOZZIA)
Con respecto a la KDD la pasé muy bien! Disfruto mucho juntarme con gente con la que tenes un gran interés común. No suelo tener muchos interese en común con la gente en general jajaja! Así que, a decir verdad, me resultan siempre gratos este tipo de encuentros, sobre todo cuando el número de personas que concurren es tan bueno! Pero estaría bueno que sea obligatorio leer “La torre oscura”, porque sino la próxima les voy a spoilear todo jajaja!

COMENTARIO 2 (PATRICIA PORTA)
Creo que más o menos opinaré lo mismo que casi todos. Estuvo muy bueno, conocí personalmente a gente muy copada, las anécdotas y datos de Ari Racing se robaron la tarde jajaja! Pero es inevitable porque sabe todo, y todos queremos saber lo que él sabe.

COMENTARIO 3 (MARINA GAREIS)
La verdad es que lo pasé bárbaro, el único inconveniente fue que me quedé con más ganas de hablar con todos!

COMENTARIO 4 (SEBASTIAN ELESGARAY)
Cualquiera hubiera dicho que el clima estaba predestinado.
Pero para mí no. El sol salió por obra y gracia del Ka.
Entre otras cosas, Ka significa destino. Y era nuestro destino que ese día el sol estuviera presente para darnos la posibilidad de una plaza y mucha luz.
¿Qué tengo que transcribir mi impresión de la reunión? Comodidad sería una palabra adecuada. Por el grupo de gente copado y divertido con quien me tocó pasar la tarde. A veces es difícil sentirse a gusto de entrada, pero en esta ocasión no me costó nada.
Otra palabra que podría describir la KDD sería alegría. Risas.
Lo último que me gustaría decir es que al ser tantos, quedó gente con la que apenas pude cruzar palabra. Pero seguro no va a faltar oportunidad…
Quedó medio, medio... Pero salió así de sopetón!
Jajaja

COMENTARIO 5 (NATI GAUTO)
Impresión de KDD: "yo ya conocía a bastantes, aunque nada mas de cara del King on Screen, porque en ese momento no sabía del foro en face, entonces no tenia agregado a nadie y fui de fanática nomas por eso siento que los conoci a todos el domingo y me encanto! (si hasta el día parecía que quería KDD DX) estuvo bueno saber que hay tantos L.C. sin ganas de rehabilitarse como yo, me hace sentir menos chiflada:) "
COMENTARIO 6 (IVIS CABJ)
No sé muy bien que decir eem, la verdad es que estaba un poco nerviosa, ansiosa, todo junto.. el hecho de no conocer a nadie más que a través de la pantalla ! jajaj .. pero bueno ! al final me termine encontrando un grupo genial, la pase muy bien, me divertí, no parecía mi "bautismo" jajaja ! qué se yo, me encantó conocerlo


COMENTARIO 7 (DIEGO BIALOS)
"Cuando hablaba con Adrian Granatto sobre cuantos podrían a llegar a ir a la KDD le decia que teniendo en cuenta la cantidad de participantes que había (30 reales y 1 virtual, el gran George
Valencia) me conformaba con que vaya la mitad. La asistencia colmó mis expectativas ya que fueron 22 friKINGS hambrientos por
devorar rata-hamburguesas de Mc Donald y sedientos por hablar de King y su obra.
Desde el 2008 que vengo organizando los encuentros de lectores constantes y nunca pasábamos los 12 integrantes.
Espero verlos de vuelta a todos si se hace el King on Screen (Movete Ari!) , si no será devorando pochoclos mientras Carrie se encarga de arruinar
la fiesta de egresados. Digo sai, digo gracias!

(Todo el grupo, de dos ángulos distintos, protegidos por el glorioso trasero del caballo patrio)