Guerreros del cine

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jueves, 13 de febrero de 2014

DOCTOR SUEÑO

Stephen King es el Maestro. Podemos decir que es del maestro del terror, pero sería una simplificación bastante injusta, el señor ha escrito magníficas novelas de ciencia ficción (22/11/63), fantasía épica (La saga de “La Torre Oscura”), suspenso (Misery), y ensayos (Danza macabra, Mientras Escribo), por sólo citar algunos ejemplos. Si, ha incursionado en el terror, y estos elementos se cuelan en muchos de sus relatos. Pero insisto, es una simplificación bastante injusta para un autor que lleva cuarenta años rompiendo records de venta con un amplio abanico de géneros transitados.

Una de sus novelas más famosas es “El resplandor”, que fue adaptada dos veces, una por la polémica versión de Stanley Kubrik, y la otra con guión del mismo King y la dirección de Mick Garris. Ahí cuenta la famosa historia de la familia Torrance, con papá alcohólico Jack, mamá Wendy y el pequeño Dany, poseedor del “resplandor” que titula el libro. Todos se encierran una temporada de invierno en el tenebroso Hotel Overlook, en Colorado. Y la tragedia se sucede.


El clima claustrofóbico, las apariciones sobrenaturales, el relato tenso hace de esta temprana novela de King (que por entonces era un bebedor compulsivo al igual que su protagonista) una gema en su vasto repertorio. Se publicó en 1977, en otro siglo, otra era, otro mundo. Tal vez por eso una secuela siempre pareció imposible. 


DOCTOR SUEÑO
En algunas entrevistas, Stephen King dijo que le causaba mucha curiosidad el destino de sus personajes una vez que terminaron su periplo novelesco, y que en algunas ocasiones se imaginaba que Danny Torrance y Charlie McGee (la niña de poderes incendiarios que aparece en “Ojos de fuego”) forman pareja y tienen un hijo muy especial. Siempre me sedujo esta idea, porque de alguna forma cerraba el círculo de los dos pequeños perseguidos por distintas fuerzas amenazantes – el padre de Danny y el gobierno de los Estados Unidos a Charlie – , que formaban su familia y tenían recursos, poderes y experiencia para enfrentarse a un nuevo peligro. Sin embargo, el escritor decidió escribir una historia muy diferente.

King decide retomar la vida de Dan Torrance, ahora adulto y nómade. Está en permanente lucha contra las visiones peligrosas que su resplandor le pone enfrente, y repite los vicios nada saludables de sus padres: fuma al igual que su mamá, y le empina el codo al igual que su padre, con resultados a menudo violentos. Todo cambiará cuando se instale en un pequeño poblado, y tenga que ir al enfrentamiento de unos… ¿vampiros? que se alimentan de los resplandores de otros niños. Abra Stone es la niña en riesgo, poseedora de un resplandor tan poderoso que nunca antes fue visto, y la convierte en blanco de esta banda de seres despreciables, que se agrupan cual secta bajo el nombre de “El nudo verdadero”. Se sucede la lucha del bien y el mal, y poco más que eso.

El título responde a una habilidad que le da trabajo al grandote de Dan: ayuda a los enfermos terminales a pasar a una mejor vida, tranquilizándolos. Es el apodo que tiene en los hospitales, así se lo conoce, con lo cual, sus poderes quedan a la vista de unos cuantos. 


ANÁLISIS
Me considero un lector casi constante (King menciona a sus seguidores como “lectores constantes”). O sea, soy un lector que le gusta mucho el autor de Maine y su obra – pueden leer más de una reseña sobre su obra en este blog – pero en absoluto cierro mis ojos para justificar cada incursión en la novela o cuento. Cuando no me gusta, no me gusta. Y este libro me pareció uno de los más flojos de su carrera.

Quiero empezar por la traducción al español, y hablo de español de España, que acá llega a picos hilarantes con las decisiones del traductor, José Oscar Hernández Sendín: traducir literalmente los nombres de los integrantes del Nudo Verdadero genera el efecto contrario a amenazante, cuando le ponen al malvado principal “Rose la Chistera”, quita todo atmósfera maligna, porque suena a espectáculo de circo en decadencia. El resto de los integrantes no se salvan de otras nomenclaturas similares: “Andy Colmillo de Serpiente”, “Jimmy el Números” o “el Nueces”. También está el término “paleto” – lo que en Argentina sería un pajuerano, o en Mexico un paisano – y los ya clásicos insultos en “gallego”, como “¡joder!” o “vete a tomar por culo”. Si bien uno ya está acostumbrado a la colonización cultural del viejo mundo por parte de España y sus traducciones que dejan de lado al mercado hispano, en “Doctor Sueño” llega a una cúspide difícil de superar. Ojalá en algún momento se vuelvan a leer libros traducidos al castellano neutro, para así abarcar con más justicia a todos los lectores del enorme mercado hispano parlante. 

El mayor problema que encontré al leer el libro es que Dan intenta ser una continuación del pequeño Danny que aparece en “El resplandor”, pero al conocer muy poco de lo que sucedió en el medio – el libro salta de la infancia, con la presencia de algunos personajes reconocibles y queribles del primer libro, al presente del personaje, un alcohólico consumado, pendenciero y moralmente ambiguo. No hay NADA en el medio que nos cuente como llegó a eso, sólo pequeñas justificaciones que definen su Sed. Y así, pega otro salto a un Dan ya sobrio, listo para luchar contra los vampiros. El desarrollo de los personajes es escaso, los pasajes en prosa son mucho menores a otros libros, a muchos personajes se los define más por los diálogos que otra cosa.


Abra Stone es un personaje inverosímil. Cuando King la retrata como un bebé, uno puede generar cierta empatía por esta criatura con poderes que no puede controlar. Una vez que creció, se calza el traje de superhéroe (tiene dos de los padres más deficientes de la historia de la literatura, al extremo de parecer dos idiotas) y sale a la caza de unos seres ANCESTRALES, que han pasado siglos cazando en las sombras y construyendo poder por todo Estados Unidos.
Todo parece tirado de los pelos, y eso que hablamos de un libro de 600 páginas. Los villanos se los puede derrotar de una forma demasiado simple, no inspiran mucho miedo. La historia transcurre de forma lenta y algunos conflictos se resuelven con deux ex machina terribles, que apelan a la memoria emotiva de aquellos que disfrutaron de “El Resplandor”, un recurso que me sorprendió por lo simplista.

CONCLUSIÓN
Como toda crítica o reseña, es una apreciación totalmente subjetiva. “Doctor sueño” me parece un paso atrás en la obra de Stephen King, un recurso para contentar a los seguidores de “El resplandor”, pero le salió una obra forzada, que tiene algunas conexiones con la obra original pero que no constituye una secuela per se ni por error. El protagonista podría tener otro nombre y sería otro personaje con poderes sobrenaturales más del repertorio “King”. La traducción es una pesadilla en español de España, los malos son detestables pero no representan amenaza real para ninguno de los protagonistas.

 Una enorme decepción tras una seguidilla de libros que no bajaban de “muy buenos” (La Historia de Lisey, Duma Key, La cúpula, 22/11/63). Habrá que ver que tiene para ofrecer este año con “Mr. Mercedes”. 

Sigo pensando, días después de terminar este libro, en lo que pudo ser aquel reencuentro entre Danny Torrance y Charlie McGee… 

domingo, 9 de febrero de 2014

STEVE JOBS

Jamás tuve un solo producto Apple en la mano, nunca me llamó la atención una empresa que siempre me pareció elitista, y más allá del diseño, no me interesó comprar nada con la manzana mordisqueada. Tras la muerte de Jobs en el 2011, un sinfín de biografías aparecieron en torno a su persona, y de estas, la más famosa es la de Walter Isaacson. Varias veces estuve tentado a comprarla, pero siempre cambiaba de estante. Por alguna razón me decidí a esquivarla, hasta que llegó a mis manos el último día del 2013. Puse manos a la obra, y me encontré fascinado con la historia de un hombre que redefinió el concepto de modernidad.

Igual, sigo sin interés momentáneo de adquirir un producto Apple, pero el libro es imperdible.



SOSPECHA

Las contratapas de los libros siempre ofrecen las reseñas más auspiciosas, por eso no suelo fiarme de estos pequeños comentarios. Los paso por alto y ya. El hecho que esta biografía en particular sea la única autorizada por Jobs me despertó aún más sospechas, porque no esperaba encontrarme con un relato objetivo, que retratara no sólo los aciertos sino las miserias. La fama del retratado - un obsesivo del control, un innovador, un ser déspota por momentos con sus empleados, ambicioso, padre defectuoso, egoísta, enamoradizo, llorón, entre tantas otras cosas – lo precedía, y al ser el libro “oficial”, pensé que estas características se iban a suavizar. Por suerte, nada más lejano a la realidad.


Isaacson consigue un relato de novela, que cuenta desde los orígenes del niño adoptado, su paso breve por la universidad y la fundación de Apple en el garaje de su casa, junto a Steve Wozniak (verdadero genio electrónico). De ahí a la fama, la riqueza, los pasos en falso y la consagración post despido de su amada empresa. Las más de 700 páginas se devoran con facilidad, y los datos incluidos dejan de lado la mayoría de los tecnicismos sobre computadoras para entregar un material accesible a todo tipo de lector no iniciado en las bondades de la tecnología. 

El mayor punto a favor es la enorme cantidad de entrevistas que el autor realizó, comenzando por las más de 40 que tuvo con el propio Steve Jobs, que le encargó el trabajo al mismo periodista, y le ofreció el mayor regalo que este hombre pudo dar: el control total de la obra al escritor. No es un dato menor, estamos hablando de un Jobs que fue capaz de diseñar tornillos especiales para que ningún “lego” pueda abrir sus productos. Así, encontramos opiniones dispares, algunos que justifican la complicada personalidad de Jobs, otros que directamente lo critican sin concesiones, y personalidades que se paran en una difícil línea media, retratando tanto sus aciertos como sus miserias. Los contrapuntos, en conjunto con la mirada casi neutral de Isaacson, componen un texto que permite imaginarse al hombre detrás de la manzana, de Pixar y de la revolución de las computadoras personales y la telefonía celular.

La única “pega” que le encontré al texto fue la recurrencia a algunos párrafos. Por ejemplo, la primera vez que se describe a Jobs como una persona que le agarraban ataques de llanto permite imaginarse al personaje como un ser de carne y hueso, pero lo reiterativo de esta explicación a veces entorpece la lectura. Si bien son recurrencias mínimas, la pluma en estos pasajes falla un poco, para después redimirse en otras secciones de suculentos datos.

Narrado con estilo simple, periodístico, sin apelar a grandes vuelos narrativos, “Steve Jobs” es un libro simple, acorde a las pretensiones de un hombre que dedicó su vida a simplificar cada creación. Un fresco logrado sobre un ser revolucionario, que marcó a fuego la historia del siglo XX y XXI.